miércoles, 9 de septiembre de 2009

DE LA PRIMA VIRGINIA

Tesoro, el mismo año que tú nacistes en el 2007, a tú prima Virgina le encargaron una redación en el colegio, y ella pensó en tí.  Mira lo que escribió:

“ Había una vez un feliz matrimonio con un único deseo, que intentaban e intentaban pero no se podía cumplir. A ellos le encantaban los niños, pero por un problema, no podían tener uno propio. Querían y adoraban a sus sobrinos pero ni siquiera ellos podían llenar ese vacío que ambos tenían.

Un bonito día se enteraron de que solo había una manera de hacer su sueño realidad, felices por la noticia se informaron de todo y ya no pensaban en otra cosa, nada más que en esa palabra que si llenaba ese vacío: “ADOPTAR”.

Hicieron todos los tramites necesarios, pasaron varios años de espera, de felicidad porque sabían que se iba a cumplir lo más importante para ellos: “tener un hijo”. Por fin llego el día, de repente llamaron a su casa, era un señor con voz grave que les informaba de que ya su espera había acabado, de que en quince días viajaban en busca de su sueño. Pasaron esos quince días de tramites, de espera y de descanso para partir hacia China.
Doce horas en avión merecieron la pena, junto con otras familias con el mismo deseo. Cuando llegaron, allí estaba el mismo señor que días atrás les había llamado, les llevo hacía su hotel, pasando por preciosos monumentos y unas larguísimas calles rectas. Cuando por fin llegaron al hotel, quedaron con el hombre al día siguiente para presentarles a quien sería su hija.

La noche se les hizo interminable, no veían el momento en el que la tuvieran en sus brazos, ya se la imaginaban con sus preciosos ojos negros almendrados y con esa sonrisa que llegaba al corazón, no dejaban de decir su nombre: “Amaia” con un significado muy peculiar: “La más deseada”.

Por fin amaneció, se arreglaron, desayunaron y nerviosos esperaban en la puerta a ese señor. Llego en un coche negro, que los condujo hacia el orfanato. Los metieron en una pequeña sala donde se encontraban varios sillones, se sentaron y una señora apareció con la niña. Estaba llorando, temblando de ver a personas nuevas, personas que se la llevarían lejos de allí. Se la pusieron en sus brazos y con una mirada amorosa se fundieron en un cariñoso abrazo.

Quince días pasaron allí en China, en los que la pequeña Amaia iba cogiendo confianza y cariñándose de sus nuevos padres.

Por fin llego el día de vuelta a casa ambos con su sueño cumplido, ella llevaba a su pequeña agarrada de la mano y él las miraba con una dulce mirada. Cuando el avión aterrizó, por los cristales se podía ver a sus familiares deseando conocer al nuevo miembro de su familia. Abuelos, tíos, primos, sobrinos y muchísimos amigos los esperaban impacientes.

Le presentaron a la pequeña Amaia toda su nueva familia y después de un gran día, al fin aterrizó en su casa. Le enseñaron su nuevo hogar, su cuarto, su cama, sus juguetes...

Metieron a la pequeña en su cama y contándole un cuento, quedo completamente dormida. Los padres se quedaron un rato mirándola con caras de alegría, ¡por fin su sueño se hizo realidad!

Se fueron a su cuarto, juntos abrazados quedaron dormidos como niños, dos niños felices después de cumplir el sueño de su vida: “Ser padres”.

Primita, esto se lo escribí a tus papas hace 2 años y hoy se hace realidad.

Te quiero.

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